OPINION: POBREZA BLANDA, POBREZA DURA.
“La pobreza no es una fatalidad, es el resultado de decisiones políticas y económicas que pueden y deben ser cambiadas." OXFAM.
Por: Víctor Reyes Morris. Sociólogo, doctor en Sociología jurídica. Ex concejal de Bogotá, Exrepresentante a la Cámara Ex Director de ICETEX. Profesor (Pensionado) Universidad Nacional de Colombia.
7/29/20254 min read
“La pobreza no es una fatalidad, es el resultado de decisiones políticas y económicas que pueden y deben ser cambiadas." OXFAM. (Confederación internacional de 21 ONG´s que actúan en 90 países. Su nombre viene del Comité de ayuda contra el Hambre de Oxford, fundado en Gran Bretaña en 1942).
Una buena noticia se conoció recientemente proveniente de la CEPAL (Comisión Económica para América latina y el Caribe, de Naciones Unidas), respecto a una disminución significativa de la pobreza medida por el Índice de Pobreza Multidimensional (para América Latina) IPM-AL. La Pobreza, con base en esta medición, disminuyó entre 2008 y 2023 de 45.8% a 25.4% en promedio de 15 países latinoamericanos, considerándose un ritmo de 1.4% anual de ritmo de disminución. Al ser un promedio entre 15 países hay algunos que siguen con un alto índice de pobreza (Bolivia, El Salvador y Honduras) entre un 50% y un 60%, y otros como Colombia, Panamá, Perú, R. Dominicana entre un 20 y un 30%. El índice reflejó en la observación de 15 años que se mantienen aproximadamente los mismos grupos de países en una especie de estratificación entre naciones de alta pobreza (6), mediana pobreza (4), baja pobreza (2) y muy baja pobreza (3).
En la conformación del IPM-AL se encuentran 4 dimensiones: Vivienda, Salud, Educación y Empleo y Pensiones. Observándose que la dimensión más influyente es la del Empleo. Y no es tan difícil concluirlo porque desde luego es el factor que tiene que ver con los ingresos.
La Pobreza se ha venido midiendo desde hace mucho tiempo como un factor determinante de la Inequidad Social y el Desarrollo desequilibrado (desigualdad). Se han producido y conocido en el pasado indicadores como el de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que tenía énfasis en las características de la vivienda y el Índice de Pobreza Monetaria que aún se emplea y que según datos del DANE recientes se produjo una disminución de esta pobreza monetaria llegando una cifra actual de 16,2 millones de personas en esa condición en Colombia y que significa que a esas personas el ingreso monetario no les alcanza para adquirir una canasta básica de bienes y servicios. Lo que implica casi una tercera parte de la población colombiana.
Hemos titulado este artículo como POBREZA BLANDA Y POBREZA DURA. ¿Por qué? Porque este logro significativo que informan tanto la CEPAL como el DANE, si bien es positivo tiene también unas implicaciones. No tanto en su reconocimiento como un logro, sino que usualmente los gobiernos en su intento de formular políticas que ofrezcan resultados rápidos contra la pobreza acuden o recurren a incidir en las formas más “blandas” de la pobreza, o sea en quienes tienen más probabilidad de salir de ella. Por ejemplo, en quienes están en una situación coyuntural que los desfavorece temporalmente o que con un pequeño “empujoncito” pueden salir de esa situación. La política de subsidios es un ejemplo claro de ello. Es lo que se llama metafóricamente trabajar con la “espuma de la pobreza”. El asunto es que la pobreza estructural se mantiene y es la parte dura del problema. Así, cuando se obtienen éxitos en la parte blanda de las capas de pobreza, la parte dura es la más difícil de erradicar porque deberían atacarse factores estructurales que implican cambios más audaces que no siempre los Gobiernos están dispuestos a llevar a cabo, quizás por su costo político- social y aun económico.
Un ejemplo de ello es la actual Reforma Laboral, favorece a los que ya tienen empleo. Mejora sus condiciones, pero incide negativamente en la formalización laboral y en la oferta de empleo digno. En el estudio del comportamiento del IPM-AL se ha observado que, si bien todas las dimensiones arriba mencionadas tienen igual peso, sin embargo, se concluye que la dimensión más determinante es la del empleo, por cuanto, es la que suministra el ingreso para estar favorablemente en todas las demás (Vivienda, Salud y Pensiones salvo educación que es usualmente gratuita por lo menos en su nivel básico y medio). Este Gobierno actual de Colombia prefirió cumplirles a los trabajadores ya empleados para que obtengan más beneficios, lo cual en principio no está mal, pero la prioridad debería estar en la formalización del empleo que no se logra simplemente con mayores beneficios legales para los que ya están empleados. Se desoyó en el complicado debate parlamentario el apoyo económico a esos grandes aportantes de empleo que son las pequeñas y medianas empresas, los emprendimientos familiares, etc. que con una legislación más exigente y con más prestaciones laborales dificultan más salir de la precarización laboral. Quizás estos sectores no tengan sindicatos poderosos que luchan por mayores beneficios para sus afiliados y que aportan importantes sumas a campañas electorales, pero son la política más justa si se quiere de verdad combatir de fondo la ya mencionada precarización laboral, el desempleo, el subempleo y la informalidad. Y en verdad, la pobreza estructural sigue siendo de lejos, uno de los mayores retos de política pública.
Esta política pública exige mucha claridad en sus acciones, que no se resuelven estrictamente con subsidios, salvo que vayan a crear y sostener empleos para mejorar esas condiciones de empleabilidad digna y que lleven a ingresos adecuados para tener además salud y pensiones. Que resuelva la brecha entre hombres y mujeres en términos de empleo y remuneración. ¡Ahí está el detalle!
Este es un tema de fondo que sí requeriría un Gran Acuerdo Nacional para constituirlo en una política fundamental de empleo y de reducción severa de la informalidad, para introducir un verdadero cambio en Colombia y que nuestro país pasara a encabezar las estadísticas exitosas de disminución significativa de ese flagelo de la pobreza estructural, como un propósito nacional y que, junto con Chile, Costa Rica y Uruguay, que son países pequeños en población (salvo Chile) sean orgullo de esta América Latina y que no permanezca en la medianía de los resultados. -