PAZ TOTAL: ¿FRACASO TOTAL?
“Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cientos de batallas. Si te conoces a ti mismo, pero no al enemigo, por cada victoria que ganes también sufrirás una derrota. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en cada batalla.” “Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas están inmersas en el caos, si tú y tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla. Si tus soldados, tus fuerzas, tu estrategia y tu valor son menores que las de tu adversario, entonces debes retirarte y buscar una salida”. Sun Tsu. El arte de la Guerra.
Por: Víctor Reyes Morris. Sociólogo, doctor en Sociología jurídica. Ex concejal de Bogotá, Exrepresentante a la Cámara Ex Director de ICETEX. Profesor (Pensionado) Universidad Nacional de Colombia.
9/13/20254 min read
PAZ TOTAL: ¿FRACASO TOTAL?
Por: Víctor Reyes Morris.
Sociólogo, doctor en Sociología jurídica.
Ex concejal de Bogotá, Exrepresentante a la Cámara
Ex Director de ICETEX.
Profesor (Pensionado) Universidad Nacional de Colombia.
“Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cientos de batallas. Si te conoces a ti mismo, pero no al enemigo, por cada victoria que ganes también sufrirás una derrota. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en cada batalla.”
“Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas están inmersas en el caos, si tú y tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla. Si tus soldados, tus fuerzas, tu estrategia y tu valor son menores que las de tu adversario, entonces debes retirarte y buscar una salida”.
Sun Tsu. El arte de la Guerra.
La llamada Paz Total, ha sido un esfuerzo que parece no haber funcionado como política del Gobierno del presidente Petro. No hay buenos resultados y las cifras muestran, por el contrario, un gran crecimiento de las fuerzas violentas que desafían al Estado y al Gobierno. Tras la esperanza que significó la desmovilización de las FARC dentro del correspondiente Acuerdo de Paz de 2016. ¿Fue que éste no funcionó y tenían razón los opositores a él? Parece haber algo de profecía auto-cumplida en este juicio. Es decir, que hubo cierto interés de algunos sectores, ya sea por acción u omisión, que no funcionara. Digamos que funcionó en el sentido, de que la fuerza guerrillera más voluminosa existente en ese momento, efectivamente entregó sus armas y se desmovilizó, quedando pequeños grupos marginales, llamados disidencias que son las de mayor desafío actualmente, conjuntamente con el viejo ELN y el reagrupado Clan del Golfo. Talvez, el asunto de fondo era que el negocio “detrás” siguió campante: el Narcotráfico. Estos grupos minoritarios y resistentes a un acuerdo de paz, por la política de “Paz Total” se han fortalecido, crecido en número de efectivos y en dominio o influencia territorial y en multiplicidad de obtención de rentas criminales, en variados “negocios” ilegales, minería, extorsión, secuestros y desde luego narcotráfico.
¿Pero, por qué ocurre esto, cuando la política de “Paz Total” pretendía una negociación que condujera al desarme y disolución de esas estructuras violentas, mediante un acuerdo político de paz y reconciliación?
El supuesto del trazo de esta política era que como se trataba de un nuevo Gobierno, de Izquierda proclamando el “cambio”, habría una nueva percepción por parte de con quienes se tenían que entrar a negociar, en el sentido de una comprensión mayor del interlocutor y quizás una mayor generación de confianza. Aparentemente esto fue así, se abrieron muchos “frentes de negociación”, se concedieron garantías a los negociadores y a los respectivos grupos representados…..y todos felices. Pero nada de esto realmente funcionó. Claro, respecto de logros de paz, funcionó como ventaja para los grupos armados que se engrosaron, aumentaron su dominio territorial y están como se dice en el argot popular “crecidos”.
Quizás una ingenuidad ideológica si funcionó cuya permisividad, para no hablar de “síndromes de Estocolmo”, resultó muy beneficiosa para la contraparte y los “enanos se crecieron”. En el fondo hay una concepción ideológica que lleva a considerar otra forma de “hacer las cosas” que parte simplemente de diferenciarse y ubicarse en una posición de fraternidad con quienes “equivocadamente” persisten en el camino de la lucha armada. Pero esos supuestos no funcionaron, más bien se convirtieron en ventajas estratégicas para la contraparte que han sabido aprovechar muy bien. Esto además conllevó a una desmoralización de las propias Fuerzas Armadas del Estado, cuya doctrina quedó apabullada y reducida a salidas poco estructuradas, o mejor a caminos poco seguros y claros de transitar con la enorme desventaja de sentirse equiparados a los contrincantes. Esto desde luego requiere de un análisis de más fondo que en la brevedad de un artículo de opinión se convierte apenas en un abrebocas.
Uno de los temas más complejos de todo este panorama desconsolador es el enorme crecimiento de las áreas sembradas de matas de coca, que ha pasado a cifras de un volumen realmente desconcertante. Se calculan cerca de 530.000 hectáreas de siembras de coca, que reflejan también el problema o el prejuicio y perjuicio ideológico. Se ha considerado a los productores de coca, campesinos la mayoría, como unas víctimas de un proceso por donde se inicia el fabuloso y trágico negocio del narcotráfico. Se ha intentado reconocerlos como víctimas, pero ellos hacen parte del proceso, si no se cultivara coca pues no habría producto transformado en cocaína y no habría tráfico de ese estupefaciente. Es ingenuo pensar distinto, aunque es cierto que sacar a los campesinos de ese cultivo es un propósito descomunal pero válido y necesario. Pero, algo realmente grave, además los negociantes del tráfico de cocaína han logrado convertir a esas comunidades campesinas en aliados ideológicos y hasta escudos humanos para neutralizar la acción de las fuerzas legítimas del Estado.
Hay experiencias internacionales exitosas que desarrollaron vastos programas de “reconversión” de producción, como lo hicieron en Turquía, hace muchos años con los cultivadores de Amapola, para producir opio. Si hay que sacar a esas comunidades de ese cultivo y además llevarlas al campo o lado de apoyar la Legitimidad. Es un programa serio que costará recursos ingentes, pero es por ahí donde comienza el resultado positivo, más, quizás que la represión de la captura de alijos, que también debe hacerse.
El asunto del tráfico de drogas ilícitas está en un estado de tensión por encontrar las soluciones más adecuadas a este grave problema de salud, de economía, de acción estatal y gubernamental y de relaciones internacionales. Las posiciones fluctúan entre quienes consideran la absoluta necesidad de un replanteamiento total de la estrategia de combate a este flagelo, entre quienes abogan por una guerra total contra el mismo y quienes consideran que es un asunto no solo de países “productores” sino también de países consumidores, que tienden a trasladarle solamente el precio de tan duro combate a tales países “productores”. Se impone una gran conferencia internacional entre países “productores” y países “grandes consumidores”, que permitan acordar resueltas estrategias conjuntas y de firme e ineludible compromiso. -